10 días 10 versiones (Shake the Disease)

Respondiendo a la convocatoria de Chus Valero:

Diez dias /diez versiones de canciones conocidas. No vale poner una version que sea más conocida que la original. Poned el video o audio con el nombre de la canción y artista original, nombrando a quien os ha pasado el juego y luego nominad a a un amigo para que siga la cadena.

Vale. En realidad, como a mí me pirra esto de darle vueltas a las versiones, lo que he decidido es colgar yo 10 en 10 días consecutivos buscando diversas coartadas y conexiones de lo más peregrinas -o no- e ir nominando a alguien cada día para que empiece su propia cadena si le apetece. Y la cosa ha quedado así:

Día 1: Por aquello de ver si nos sacudimos esta enfermedad de encima lo antes posible, propongo una versión del Shake the Disease de Depeche Mode a cargo de Hoooverphonic -¿alguien se acuerda de ellos?- incluida en el disco de versiones de DM For the Masses, editado en 1998. Entre el resto de participantes encontramos a Smashing Pumpkins, The Cure, Locust, Meat Beat Manifesto o Rammstein.

Alfredo Arias, si te apetece, eres el siguiente…

Día 2: Ya que el amigo Alfredo Arias ha jugado una buena carta al sacarle el buen rollo pastoril a Megadeth -¡Ole por los Hellsongs!– yo juego a ralentizar a lo bestia el brutalérrimo Raining Blood de Slayer vía una artista que nos gusta mucho a Alfredo y a mí y que es especialista en dar vueltas de tuerca inesperadas: Tori Amos. Esta perturbadora y ominosa versión se recoge en el fascinante disco Strange Little Girls (2001), que contiene también relecturas inesperadas de The Velvet Underground, Eminem, The Stranglers, Depeche Mode, 10cc, Lloyd Cole And The Commotions, Tom Waits, Neil Young, The Boomtown Rats, The Beatles y Joe Jackson. Casi ná…

César Luquero, si te apetece, eres el siguiente…

Día 3: Tuve la inmensa suerte de estar ahí, en esa primera fila, en mi segunda casa, El Sol, ese 13 de septiembre de 2011, al ladito de quien grabó con su teléfono esta versión del Into My Arms de Nick Cave a cargo de la enorme Miren Iza aka Tulsa: A mis brazos. Y derramé los mismos lagrimones que estoy derramando ahora mismo al volver a escucharla y verla. Además había un montón de amigos, a los que he etiquetado en la publicación. Era la supuesta despedida de Miren, que se marchaba a Estados Unidos y dejaba la música por la psiquiatría. Por suerte volvió, y ahí sigue.

La que también estuvo en ese concierto pero por desgracia ya no volverá es mi querida María Baigorri, a la que cada día echo más de menos. Va por ti. Te quiero tanto, Baigo…

Por alusiones evidentes, Marcela San Martín, si te apetece, eres la siguiente…

Día 4: Mi (triple) versión de hoy tiene que ver con unos programas en los que estoy trabajando para cuando pueda resucitar Estéreo360º. En 1970 se editaba el debut de la Liberation Music Orchestra del contrabajista Charlie Haden. Un grupo tan enraizado en lo musical como en lo conceptual y lo político vía el folclore, género en el que comenzó su andadura Haden junto a su familia en los años 40, y al que volvió poco antes de morir.

En la nómina de esta combativa orquesta aparecen músicos de jazz tan relevantes como Don Cherry, Gato Barbieri, Paul Motian y, por supuesto, la nunca bien ponderada e infravaloradísima Carla Bley, gran pianista, compositora y renovadora del free jazz -a la que pude ver en directo hace poco más de dos años junto al Riverside Quartet de otro grande, Dave Douglas– que es además responsable de los arreglos del disco.

Se comprende muy bien el concepto de la Liberation Music Orchestra con esta triple versión. Se trata de un medley en clave free jazz de 20 minutos de El vito, Los cuatro muleros y ¡Ay, Carmela!, pero con los títulos que adquirieron al cambiárseles la letra durante la Guerra Civil Española… pese a ser versiones instrumentales. Eso sí: se escuchan algunas grabaciones vocales añejas que entran y salen del magma sonoro a modo de primitivos samples.

Así, El vito aparece como El quinto regimiento; Los cuatro muleros como Los cuatro generales y ¡Ay Carmela! con el título de una de las dos letras conocidas: Viva la quince brigada. Los arreglos de Bley son una delicia aparentemente caótica pero sabiamente estructurada que te acaba estrujando el corazón. El mismísimo Lester Bangs estaba enamorado de este discazo que, en cualquier caso, os recomiendo completo. Y, por cierto, tengo muchas ganas de mostrar el resultado de la investigación que estoy haciendo para los programas de Estéreo360º que os comentaba al principio.

Esto me ha hecho pensar en Javier Díez Ena, así que -si te apetece- eres el siguiente…

Y vamos con el día 5: Aunque parezca mentira, el amigo Jack Black tiene conexión familiar directa con Charlie Haden y -por ende- con los programas de Estéreo360º que estoy preparando y mencioné ayer por aquí. Gran amigo de las versiones (las practica en School of Rock sin ir más lejos) y amante del ENORME Ronnie James Dio (al que invoca y convoca en la delirante y de verdad recomendable Tenacious D and the Pick of Destiny), se casca además junto a los mencionados Tenacious D (básicamente su dúo de comedia-metal acústico con Kyle Gass) una memorable versión de The Last in Line en This Is Your Life, el tributo a Dio por parte del mundo del metal que apareció poco después de su muerte ¿Lo mejor? El mítico solo de guitarra de Vivian Campbell de la versión original recreado con una… ¡flauta dulce!

En «This Is Your Life» hay muy buenas versiones firmadas por Anthrax, Halestorm o DORO y naufragios acojonantes -no se podía esperar otra cosa- a cargo de Scorpions y (sobre todo) de los putos Metallica.

Querido David Late, sé que idolatras a Scorpions y amas a Metallica, pero como también eres muy fan de Dio, te animo a que sigas la cadena.

Día 6: Hablo por el messenger con la amiga Extherminia y me cuenta lo que supuestamente ha dicho Noam Chomsky sobre el Covid-19. Intento leerlo y directamente… me ahogo. Así que le digo que yo ahora mismo prefiero recordarle a través de Astrud y su maravillosa Noam Chomsky. Astrud: ese grupo ÚNICO e IMPORTANTE al que echo muchísimo de menos; capaz de elaborar un discurso que hila, pervierte y confunde a la perfección -y sin hacer prisioneros- humor, ironía, emoción, elegancia, vulgaridad, tristeza, cotidianidad, exquisitez, amor, protesta, política… Yo qué sé, me encantan pero siempre me cuesta mucho explicarlos.

Pero claro, Noam Chomsky no es una versión sino un tema propio, así que buscando cositas de Astrud por Youtube me topo con una lectura morrocotuda del Voglio vederte danzare de Franco Battiato (UN DIOS) en la que la aportación de Genís es… ¡fumarse un cigarro! (con mucho estilo, eso sí) mientras Manolo ejercita su estudiada -e inigualable- desgana hasta que dice «Venga, ya» y para la canción en seco. Aún así la versión es MARAVILLOSA. De hecho, si leeis los comentarios de los italianos en el vídeo TODOS son elogiosos ¡Ah! Creo que los 3 músicos que les acompañan son parte del Col.lectiu Brossa, con el que grabaron su último disco: Lo nuevo, en el que por cierto hay otra revisión increíble de Noam Chomsky. Por favor, griten conmigo: ¡Reunión de Astrud YA!

Por alusiones, propongo -y espero- que Extherminia Einetitte siga la cadena de versiones. Sé que estás pelín pachucha, pero me encantaría saber con qué te descuelgas.

Día 7: La versión de hoy tiene que estar relacionada con The Cure, por la sencilla razón de que ayer reapareció en nuestras vidas el cd con las 18 canciones favoritas de María (ver bajo este párrafo) y ese era uno de sus grupos favoritos. Ella incluyó Three Imaginary Boys, el tema que daba título a su primer disco, de 1979, que -como ocurría muchas veces hasta entrados los 80- no llegó a editarse como tal en USA. Para el público estadounidense se optó por Boys Don’t Cry, álbum que incluía parte de Three Imaginary Boys y varios singles no incluídos en dicho álbum, como el que le dio título (Boys Don’t Cry, segundo sencillo del grupo y su primer minihit allá por 1979) o la canción que nos ocupa, Killing an Arab.

https://www.facebook.com/djflow68/posts/10219146061375263

Killing an Arab fue el primer single de The Cure (salió el 21 de diciembre de 1978), estaba inspirada en «El extranjero» de Camus y su título siempre fue bastante controvertido. Quizá por eso, cuando hizo su versión, el artista electrónico-friqui Nova Huta la rebautizó Killing an Error. Y el caso es que la interpretó cuando pasó por el -lamentablemente desaparecido- Festival Experimentaclub en La Casa Encendida allá por octubre de 2004, edición en la que también actuaron Faust, Tuxedomoon, Fennesz, Strand, Kreidler o Jason Forrest aka DJ Donna Summer. Servidor de ustedes se encontraba en la sala en dicho concierto y respondió correctamente «¡The Cure!» cuando Nova Huta -nombre real Günther Reznicek– preguntó al (escaso) público de quién era la versión original del tema que acababa de interpretar. Y ese acierto me hizo ganar una copia -firmada- del disco que la incluye; que por cierto, no es gran cosa… como tampoco lo fue el concierto… ni siquiera (para qué nos vamos a engañar) lo es la versión.

Propongo que sigan (si les apetece) esta cadena de versiones -como buenos amantes de The Cure y amantes entre sí- Mir Duarte y Fer Caballero, con los que acabo de compartir hace unas horas un larguísimo, muy divertido, emotivo y hasta revelador Skype.

Día 8: Encadenando, encadenando, resulta que aquellos a los que invité al juego de las versiones ayer (Mir Duarte y Fer Caballero, que por cierto han hecho caso omiso y en su perfecto derecho están) son los responsables de que anoche tuviera varios orgasmos consecutivos e incluso simultáneos viendo Amazing Grace. Absolutamente recomendable pese a lo rematadamente fea que es la iglesia donde se celebran los conciertos y la chapuza que organiza Sidney Pollack durante el rodaje: pésima colocación de cámaras, planos torcidos y descompensados… y sobre todo la genial idea de no rodar claquetas para sincronizar imagen y sonido. El bueno de Allan Elliot ha debido de sufrir lo suyo para intentar salvar los muebles en ese aspecto.

Eso sí: como documento del absoluto poderío y dominio vocal, emocional y espiritual de Aretha Franklin la película es de 10. Ese coro gospel impecable y extraterrestre -ensimismado, loquísimo y emocionado hasta el llanto y el aullido por unas evoluciones de Lady Soul que les elevan hacia alturas escalofriantes- el Reverendo James Cleveland perfecto como MC (Aretha prácticamente no dice ni mu en toda la película), los musicazos de Aretha y un público en el que encontramos al propio y reverendo padre de Aretha (con el que cantaba y tocaba en la iglesia en su infancia/adolescencia), a su inspiradora Clara Ward o a los Stones Mick Jagger y Charlie Watts… son el parche final perfecto para salvar este despropósito formal.

El caso es que Aretha debe necesariamente protagonizar la versión de hoy, y he decidido acudir a una canción compuesta y cantada originalmente por ella -el mítico Think– en las manos y voces del combo Bossa 70. Pese al nombre, lo suyo es mucho más el boogaloo que la bossa nova. De hecho, la banda ni siquiera es brasileña, sino peruana, y la versión arranca en terrenos altamente psicodélicos para acabar diluyendo la melodía original entre congas, vientos cortantes y guitarras incendiadas de wha wha. Un locurón.

Propongo que siga (si le apetece) esta cadena de versiones una fan fatal de Aretha que -me consta- está deseando ver Amazing Grace: mi idolatrada y muy gospelera Mónica Coca.

Día 9 (penúltimo): Voy a tirar de la versión de la última persona que ha seguido la cadena, mi querida Mónica. Ese Addicted To Love de Tina Turner -original de Robert Palmer– se encuentra en Tina Live In Europe (1988), que incluye dos dúos con el mismísimo David Bowie, que tanto gusta a Mónica, por cierto: Let’s Dance (tema titular de su disco del 83) y Tonight, canción compuesta por Bowie e Iggy Pop que éste último grabó en Lust For LIfe (1977) y acabó dando título al álbum de Bowie de 1984.

Pero además -ojo: solo en el formato cd de ese Tina Live in Europe– se incluye otra versión de un tema escrito por Bowie, pero grabado primero por Tina para su Break Every Rule de 1986: «Girls». David lo grabó después, durante las sesiones de Tonight (1987) y en dos versiones diferentes: una en inglés (que apareció como cara b del single Time Will Crawl) y otra ¡en japonés! que solo salió en la edición nipona del disco. De hecho ni siquiera se ha recuperado para la caja Loving the Alien» (1983-1988) que cubre esa época de David. Así que la recupero yo, si no les parece mal.

Propongo que siga (si le apetece) esta cadena de versiones un gran y buen fan de Bowie: Jorge Obón.

Y vamos con el día 10: Con cierta pena, os diré, porque me encantan estos jueguecitos. Acabo de hablar con el destinatario anterior de esta cadena: Jorge Obón. El motivo es que formo parte de las Corona Sesiones Telescópicas (aquí pueden escuchar el resultado) que está organizando. Solo desvelaré que una de las canciones que sonarán en la mía será Language Is a Virus (from Outer Space) de Laurie Anderson. Temazo cuyo título y esencia dimanan de esa misma frase, que en su día pronunció el gran William S. Burroughs. Lo cual no deja de ser ya una versión de por sí. Con ella, Burroughs intentaba expresar los peligros y el poder del lenguaje, como este «infecta» -para bien y para mal- cada intersticio de lo humano y como «contagia» el (des) conocimiento. Básicamente somos lenguaje, y si no NO somos, porque no existimos fuera de él. Una reflexión especialmente necesaria y pertinente para estos días, creo yo. El lenguaje es, claro, el mayor, más importante, más necesario y a la vez más peligroso virus. Contagiémonos, pues, de él hasta las últimas consecuencias.

Por eso, mi última versión, la versión definitiva, corre a cargo del propio Burroughs y está vertebrada por el lenguaje y su viralización. En este caso, por su repetición casi hasta la pérdida de sentido. Algo que funciona como mantra y como re-mezcla -lo que no deja de ser una versión, aunque en este caso sea una auto-versión. En realidad, Burroughs, tanto en experimentos como este a partir de su propia voz como en su creación más directamente literaria, no hace sino recoger la técnica del «cut-up» ideada ya por los dadaístas hace 100 años: trocear un texto y reorganizarlo. En 1966 Burroughs creó The Cut Ups, película de 19 minutos cuya banda sonora se compone únicamente de unas pocas palabras que se repiten, superponen o desaparecen para reaparecer. Todo comienza simple «Yes. Hello»… que será mi peculiar y definitivo ¡GOODBYE!

¡Ah! Y la útima invitada a seguir esta cadena de versiones (si le apetece) es la nunca suficientemente bien ponderada Lau Organa.